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La triste historia de la SAREB (hasta el momento) es útil para recordarnos que las instituciones, incluso las mejor diseñadas, no son más (ni menos) que herramientas. No sirven por sí solas para solucionar los problemas cuando nadie está dispuesto a utilizarlas.
En cuanto se resuelvan las elecciones alemanas todo indica que pasaremos de la abulia al aburrimiento. Los nuevos o no tan nuevos gobernantes en Berlín tendrán que enfrentarse a potenciales rescates en Grecia y Portugal, una inminente crisis de gobierno en Italia y … una cuenta atrás para el reemplazo de Mariano Rajoy al frente del gobierno español. Que nadie se extrañe si no demuestran presteza y entusiasmo en abordar todas estas cuestiones. Es un guión muy poco original.
Poco a poco, la ficción de que nuestra comunidad autónoma presenta unas cuentas saneadas se desmorona. El traspaso de la crispación desde los mercados de deuda a la política nacional vuelve más difícil que se reconozca públicamente la realidad, pero la cuenta atrás para acudir al mecanismo de rescate del Ministerio de Hacienda ya está en marcha.
El accidentado «rescate» chipriota es como un modelo a escala de la actual crisis. Se comienza por un problema financiero serio y las medidas adoptadas para resolverlo, que en realidad sólo buscan salvaguardar a grupos específicos de sus consecuencias negativas, lo convierten en un problema social y político muy grave. Con suerte, después de esta asombrosa demostración de incompetencia quedará al descubierto para la ciudadanía que la pretendida «crisis económica» no es tal, sino una devastadora guerra entre predadores de rentas. Por eso (y porque soy un romántico, supongo) el parlamento chipriota me ha alegrado la semana al negarse a certificar la chapuza que le pusieron por delante.
Si en febrero la Pax Draghiana superó con nota la prueba de las elecciones italianas, marzo ha traído un desafío aún mayor con el «rescate» chipriota. Como apuntan desde The Economist, esta vez se ve afectado el propio mecanismo que está utilizando el BCE para adormecer la crisis del euro:
El precio que el BCE fija para ayudar a los países es insistir en que entren en un programa de rescate. El precio político de entrar en un programa acaba de elevarse
En resumen, nos esperan de nuevo días de consultar ansiosamente la prima de riesgo y la salida de depósitos bancarios.
La política es un ejercicio continuo de constructivismo
social. Se intenta amoldar la percepción de la realidad que tienen
los ciudadanos a una narrativa conveniente para quién detenta o
pretende detentar el poder. Pero la realidad es tozuda y a veces
cae con todo su peso sobre las delicadas construcciones de los
políticos dejándolas inservibles. Viene esto a cuento de que los presupuestos de la Xunta de Galicia para 2013 nos muestran a un gobierno consciente de que la realidad
está en caída libre sobre sus cabezas. La narrativa de la Galicia
austera contrapuesta a otras comunidades despilfarradoras quebrará en el momento en que se acuda al mecanismo de rescate de Montoro, que se acudirá. El gobierno de la Xunta centrará toda su acción política este año en buscar el momento adecuado para hacerlo minimizando daños.
Tras la euforia que genera toda convocatoria general, viene la resaca. Fuentes «del equipo económico del presidente del Gobierno» nos van preparando para lo que ya sabíamos, que tampoco las cuentas de nuestra Consellería de Facenda son lo que parecen. Pero, por supuesto, la Xunta lo niega. La política se ha vuelto ya un puro espectáculo de prestidigitación. El objetivo es que el público no sea consciente lo que sucede hasta que ya haya pasado y pueda presentarse como algo mágico. Nos van a «rescatar» cuando estemos dormidos, y muy suavemente para que no despertemos.
La Ruta Inconsciente 