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Aún no se ha cerrado la nueva coalición de gobierno en Alemania, pero el elefante parece comenzar a moverse. El primer paso parece ser el mecanismo de supervisión del BCE, que nos llevará lentamente a la unión bancaria. ¿Cuál será la reacción de los sepultureros de nuestro cementerio bancario? Desde aquí les recomiendo encarecidamente la lectura del quinto acto, escena primera, de Hamlet.
Levantemos por un momento la mirada del agujero negro que nos va tragando para reconocer a uno de los pocos dirigentes/tecnócratas que parecen tener claro qué deben hacer y además se atreven a ponerlo en práctica, aunque irrite a poderosos enemigos. Forza Mario!
Mario Draghi nos sacó de la tormenta perfecta en los mercados de deuda soberana con una sola frase. Su solución se ha mostrado eficaz frente a todo tipo de adversidades en el sur de Eurolandia. Pero no hay descanso. Ahora debe enfrentarse a una nueva amenaza:
Es necesario que algo suceda para prevenir que la Eurozona se parezca cada vez más a Japón.
Para nosotros, cualquier solución que no persiga al menos un 4% de inflación en la Eurozona significa seguir acumulando parados. Buena suerte, Mr. Draghi.
Sin ánimo de restar méritos a los espectaculares resultados del ejercicio de moral suasion con que nos obsequió Mr. Draghi el pasado otoño, cuando los halcones de la Reserva Federal parecen palomas a su lado es señal de que al BCE debemos exigirle más, mucho más.
Si en febrero la Pax Draghiana superó con nota la prueba de las elecciones italianas, marzo ha traído un desafío aún mayor con el «rescate» chipriota. Como apuntan desde The Economist, esta vez se ve afectado el propio mecanismo que está utilizando el BCE para adormecer la crisis del euro:
El precio que el BCE fija para ayudar a los países es insistir en que entren en un programa de rescate. El precio político de entrar en un programa acaba de elevarse
En resumen, nos esperan de nuevo días de consultar ansiosamente la prima de riesgo y la salida de depósitos bancarios.
Poco hemos tardado en toparnos con el primer test serio del chaleco salvavidas cortesía del BCE. Mientras nos abrochamos los cinturones y comprobamos cuánto se mueve esto, podemos entretenernos con la precisa descripción que Antonio Fatás hace de la situación italiana: lo mejor que se puede decir de Italia en los últimos 10 o 15 años es que el país todavía existe, aún es miembro de la Eurozona, y sus tipos de interés son más bajos que los de Grecia.
¿Ha sido casualidad que se instaurase la Pax
Draghiana exactamente 12 meses antes de las elecciones
en Alemania? ¿O dieron el visto bueno desde Berlín para facilitar la
difícil reelección de Angela Merkel? En cualquier caso el resultado es el mismo, aguardamos
el paso de este largo invierno con nuestras constantes vitales
reducidas al mínimo por el BCE, esperando (¿alucinadamente?) el milagro de que
cuando salgamos de nuestro letargo en octubre, la primavera haya
llegado. Está claro que respetar la Naturaleza no es el punto
fuerte de una sociedad como la nuestra.
La Ruta Inconsciente 
